Comunicado de la Liga de Empresas de Pelota a Mano
29 de septiembre de 2020
En las últimas fechas diversas personas y colectivos han venido efectuando una serie de comentarios en los que, de alguna manera, se cuestiona el modelo de organización de la actividad de la pelota a mano profesional a través de la LEPM. Debe recordarse que en el año 2002 las dos principales empresas dedicadas a la organización y explotación de festivales de pelota a mano en los territorios donde habitualmente se desarrolla la citada disciplina optaron por crear una entidad a través de la cual se proceda a articular un marco de competición que resultase de interés, además de para ellas mismas, para el conjunto de aficionados/as.
En las casi dos décadas de existencia de la LEPM, entendemos que con un cierto grado de satisfacción, se han desarrollado toda una serie de campeonatos y torneos, de 1ª categoría y de promoción, en los que han intervenido los pelotaris más destacados que han pertenecido a ambas empresas en cada momento. El razonable éxito del modelo organizativo desarrollado a través de la LEPM tiene su reflejo o constatación en datos tales como las audiencias de televisión que de forma continuada durante años se dan en los territorios donde se lleva a cabo la actividad de la pelota a mano, siendo ésta la segunda especialidad con mayor seguimiento tras el fútbol.
El carácter privado de las empresas de pelota a mano profesional, si se observa, es igual o semejante al de los titulares y participantes en otras competiciones que existen, especialmente en el deporte profesional; tal y como lo son, por ejemplo, los clubes deportivos y las sociedades anónimas deportivas participantes en las ligas profesionales o en las competiciones de máximo nivel existentes en la actualidad. El marco de auto-regulación de sus propias actividades en la LEPM es, por otro lado, igual o similar al que se desarrolla en otros eventos o espectáculos públicos que se vienen organizando en otras modalidades deportivas.
De dicho modelo organizativo, además de las empresas que conforman la LEPM, se han aprovechado y beneficiado no solo éstas; sino, además y en mayor o menor medida, el resto de colectivos que han podido participar o disfrutar de un marco estable y estructurado de eventos a lo largo de cada anualidad o temporada. De dichos colectivos a los que se hace referencia, uno de ellos entendemos que tiene una especial importancia para nuestras empresas, nos referimos a las aficionadas y los aficionados. Sin el interés y seguimiento de las y los pelotazales, el sector no podría haberse desarrollado en la forma en que lo ha hecho, con las consecuencias que de ello se habría derivado tanto para las empresas, como para sus trabajadores/as.
El modelo autorganizativo desarrollado por la LEPM, que al momento de su creación pudo resultar ciertamente innovador o novedoso, ha sido posteriormente imitado o reproducido en otras modalidades o especialidades deportivas en distintos ámbitos territoriales. Entendemos que ello da buena muestra de la validez e idoneidad del modelo desarrollado. Por motivos que no se conocen ni comparten por parte de la LEPM y las mercantiles que la conforman, hay quienes pretenden cuestionarlo.
Dentro del marco organizativo al que nos referimos, las empresas en cada momento determinan la relación de deportistas que acceden o dejan de permanecer a sus plantillas. Esto ha sido siempre así, produciéndose el acceso al campo de la pelota a mano profesional de jóvenes pelotaris y la consiguiente renovación de las plantillas en las empresas. Precisamente, y como consecuencia de ello, los más jóvenes pelotaris que se encuentran en cada momento en el campo aficionado son conocedores de la posibilidad de acceder al profesionalismo a través de las empresas que conforman la LEPM, siendo un incentivo o estimulo para ellos. A lo indicado hay que añadir la colaboración que desde las empresas que conforman la LEPM se realiza con las estructuras del deporte base de la disciplina de la pelota a mano (clubes deportivos y escuelas, fundamentalmente).
La actividad generada por las empresas que conforman la LEPM, como no puede ser de otra forma, conlleva la preceptiva liquidación de impuestos o tributos, tasas, cotizaciones, y el cumplimiento de todas las obligaciones económicas que acaban por revertir en las arcas públicas, como cualquier otro sector de nuestra sociedad.
Como es sabido, desde el pasado mes de marzo del presente año, nos encontramos ante una situación que viene afectando de forma terriblemente negativa a diversos sectores o actividades, entre la que se encuentra la vinculada a la organización de eventos deportivos que, cuando se trata de espectáculos públicos a los que asisten espectadores/as, se ven condicionados en su celebración por las limitaciones resultantes de las normas de protección de la salud vigentes en este momento y, además, por la crisis económica.
Siendo ello así, es evidente que la merma de ingresos deberá tener una repercusión en los gastos de las empresas. Esta desgraciada realidad no es un aspecto único en la pelota a mano, sino en otros colectivos de deportistas profesionales en las diferentes especialidades deportivas. Todos deseamos que se pueda recuperar la situación social y económica existente hasta la llegada de la crisis sanitaria generada por la COVID-19, puesto que de ello dependerá en gran medida el poder recuperar una cierta estabilidad para cuantas personas están vinculadas a la pelota profesional, pelotaris u otros colectivos. Es una realidad que nos ha venido impuesta por las circunstancias existentes, y que nadie puede ignorar. Por lo tanto, en el actual e incierto contexto existente, las empresas que conforman la LEPM se están viendo obligadas a adaptar sus presupuestos, afectando ello también a las contrataciones y salarios de los deportistas intervinientes. Pero es que ello es algo que no solo ocurre en la pelota a mano profesional, sino en otras actividades de otras modalidades deportivas, como por todos y todas es sabido.
En la actual situación existente, desde la LEPM y las empresas que la conforman, se está realizando un importante esfuerzo por intentar que la actividad no tenga que paralizarse nuevamente, como ya ocurriese en el periodo más crítico de la crisis sanitaria en pasados meses. Aun respetando los derechos de cualquier trabajador o grupo de trabajadores a la defensa de sus intereses, personales o colectivos, a ser ejercitados a través de mecanismos o cauces previstos en el ordenamiento jurídico, consideramos que generar polémicas no resulta adecuado en la actual situación en la que nos encontramos.